Exilio, soledad y miedo: el costo de un fundador de autodefensa

Juan Blanco | API Guerrero | 30 de enero de 2023
 
Se atrinchera y aísla en San Felipe del Ocote, cual si fuera una fiera solitaria y desconfiada andando en el desierto. Ahora vive en este pequeño pueblo fantasma ubicado en lo alto del municipio de Apaxtla, en la zona Norte del estado de Guerrero.
 
En un vaso de plástico transparente, bebe tragos de mezcal sin hacer gestos. De un plato hondo de unicel que está sobre una vieja y deteriorada mesa de madera, toma con sus gruesas y ásperas manos trozos de queso blanco críollo. Se los echa a la boca para comerlos.
 
Parece no tener ningún temor pese a que su hogar es una comunidad en medio de la nada, entre cerros que guardan pasajes de hechos violentos generados por la Familia Michoacana, hace seis años.
 
Sin embargo, la tartamudez en algunas de sus palabras lo delatan, y él lo confirma con propia voz: “estoy siendo perseguido y temo por mi vida, y por la de mi familia”.
 
Se trata de Don Misael Figueroa Tapia, quien hace una década fundó el Movimiento Apaxtlense “Adrián Castrejón” (MAAC), una policía comunitaria que buscaba frenar los abusos de la delincuencia organizada en Apaxtla, ante el desdén y abandono del gobierno en materia de seguridad.
 
En noviembre del 2022, Misael tuvo que huir y se refugió en San Felipe, porque el grupo delictivo identificado como “Los Tlacos” lo quería asesinar, y hasta la fecha persisten la amenazas.
 
Aún en las condiciones físicas y psicológicas en las que está, y sabiendo del peligro al que se expone, accede a dar una entrevista a reporteros, en la vieja y abandonada iglesia del lugar, donde antes los habitantes se reunían a orar.
 
Sentado en una banca de cemento y con la espalda recargada sobre un barandal mohoso, con los pies estirados y entrecruzados, el también maestro de profesión da cuenta de algunos momentos recientes de su vida, a lado de la lucha social.